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Carlos González Rodríguez

Crónica de un Viaje

El pasado mes de septiembre pude al fin viajar a las ciudades de Colima y Guadalajara, un viaje que hube de aplazar por dos semanas, contratiempos y otros motivos retrasaron mi viaje. El viaje, mitad de trabajo y paseo se prolongó por casi dos semanas.

Visitar los archivos históricos de estas dos ciudades era el motivo principal pero es muy satisfactorio cuando a los ratos libres les sacas provecho y conoces un poco más.

Algo así me ocurrió, yo no conocía bien la ciudad de Colima. Alguna ocasión estuve de paso pero ahora permanecí en ella 3 o 4 días, aún cuando esos días los vecinos hablaban mucho del clima violento e inseguro que vivían, la verdad yo no lo percibí, claro atendí las recomendaciones de no andar mucho por la ciudad en horas nocturnas. Si noté un patrullaje extraordinario a partir de las 9 p.m., pero a lo que iba compensó todo.

El archivo de los más sencillo pero en un gran orden y con documentos del siglo XVI, quienes gustan de la investigación histórica saben de que hablo. Gentilmente atendido pude constatar el gran trabajo archivístico de Don Miguel Romero, tal vez de los archivos más ricos del país.

Sus instalaciones parecen que nos encontramos en una casona de verano, todo resultó agradable, ahí pude disfrutar de las atenciones de la maestra Irma López, del maestro Jose luis Larios, del Cronista de la ciudad José Angel Brambila Leal y del maestro investigador Don Enrique Ceballos Ramos, él es compilador de un estupendo trabajo que lleva un homenaje al maestro de Comala Rubén Vizcaíno Valencia en el centenario de su natalicio. Un estupendo trabajo.

Debo resaltar que además del clima cálido de ésta región. La calidez en el trato de quienes me ayudaron en los trabajos de investigación.

En la ciudad de Colima inicié la investigación que espero concluir pronto. Me despedí de la ciudad con un saborcito de no querer dejarla.

Viajamos a Tecolotlán ya en el estado de Jalisco, la región del mariachi. Son vecinas las ciudades de Cócula, Tecatitlán y Tecolotlán y ellos se jactan de ser la cuna de estos típicos acordes con fama en el mundo entero.

Éste poblado Tecolotlán tiene un valioso archivo eclesiástico, fue cabecera y registro de los nacimientos, matrimonios, defunciones de toda esta región, conserva documentos de fines del siglo XVI hasta la fecha. Ahí permanecimos cuatro noches, típico pueblo jalisciense con sus antiguas costumbres casi intactas.

Ahí fui gentilmente atendido por el señor cura Amador Hernández y el notario parroquial Sr. Ricardo Ruelas.

Ahí conservan sus portales, preciosas arcadas donde al igual es casa habitación que centro de comercio. Cabe destacar su antiguo convento de San Agustín con un gran historial desde los tiempos coloniales, mantiene aún la costumbre del cierre de actividades en los negocios poco después del mediodía, tiempo para la siesta reparadora dicen ellos.

A este pueblo me unen lazos sentimentales, es la tierra de los ancestros de mi esposa recientemente fallecida, María Cristina Brambila Preciado, apellidos de profundo raigambre por aquí. Tuve la oportunidad de saludar a algunos miembros de estas familiar aquí asentadas.

Con pocas ganas de salir de Tecolotlán, salimos rumbo a Guadalajara, escasos 100 kilómetros separan a estos dos centros de población. Nuestro arribo a Guadalajara al atardecer y con reservación hecha, llegamos al tradicional "Hotel del Parque", a mediaciones del antiguo Parque Revolución. Durante los casi quince días que permanecimos en aquellos lugares tan bellos de México, tuvimos chubascos casi todos los días al atardecer, ello mantiene a estas ciudades con sus calles arboladas siempre verdes.

A los pocos días que salimos de estas tierras sufrieron fuertes temblores de tierra, por suerte no vivimos esa nada agradable experiencia.


Recorrer las calles de Guadalajara es una bella experiencia, sus banquetas amplias arboladas y con bancas salvadoras casa x distancia, invitan a recorrer caminando a la ciudad el archivo de Catedral y el de la Ciudad, nos guardan pasajes muy antiguos, revisé el siglo XVI, repito es el comienzo de mi investigación por esos lares. Debo volver y lo haré con mucho gusto.


El regreso como siempre, sin ganas de retomar el ritmo acostumbrado después de casi 10 horas de trayecto al fin arribamos a nuestra ciudad, ya con el ánimo de que en cuanto se pueda, arreglar maletas y buen viaje.










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